LA HISTORIA QUE NO CUENTO
Hoy, estaba dispuesta a contar una historia, se me ocurrió ayer mientras cenaba con unos amigos, se coló sin avisar entre unas cuantas fotos y un par de comentarios. Estaba dispuesta, ya digo, a contar algo novedoso, menos biográfico. Un poquito de aire para la mosquita. Estaba dispuesta a contar por qué Diego Dolfinni se cambió de apellido y de zapatos en el mismo día, de por qué abandonó Buenos Aires sin decírselo a su mujer, de por qué lo hizo llevando tan sólo un abrigo rojo, de por qué tomó el barco equivocado y arribó en tierra del fuego, de por qué se quedó en silencio mientras trataba de deshacerse el nudo que le oprimía la garganta, de por qué decidió construir allí mismo la única cabaña del fin del mundo, de por qué cobraba cuatro pesos por sellar pasaportes a turistas y de por qué le encantaba silbar.
Estaba dispuesta, pero anoche, cuando llegaba a casa, cuando ya fuera zapatillas y todo sábanas, me invitaron al cine. Así de repente alguien desde el otro lado hizo sonar a Pink Floyd y la habitación a oscuras, y ya sabía sin dudarlo que era cine del bueno, y mientras escribía aparecieron tres víctimas atormentadas en mi cuarto, y los pelos de punta y ellos mirándome con esos ojos, y el loco seduciéndome con su baile, afilado, como su cuchilla, y esos labios rojos. Que no me bese, que no me bese, que sí. Pero no cuento más. Que quede entre nosotros. Sólo que hasta las cuatro de la madrugada. Silencio y aplauso. encantada.
que ganas de más cine.
La mosquita
Gracias j.
Hey! Teacher, leave, those kids alone!
All in all it’s just another brick in the wallAll in all you’re just another brick in the wall… ( espero que tengas miedo ji)
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