VENGA HOMBRE.
Me dispongo a bailar cuando alguien me tira del brazo. Ven que te presento. prefiero bailar pero accedo. Frente a ella una tipa argentina que no parpadea. Un tipo bajito ojeroso y otro con gafas. Todos están sentados. Ningún interés. Apenas se oye la música.
Quiero irme, pero me quedo. Muchas piernas nos rodean. Cigarrillos que caminan solos. El espacio es reducido. El bajito ojeroso mira a la argentina. La argentina me mira. Yo miro al de gafas. El de gafas me mira. Creo.
Me veo estúpida reflejándome en las gafas de espejo. No sonrío. Estoy tensa, pero por alguna ridicula razón decido hablar para integrarme. Que si una mala noche digo. El de gafas contesta que no. Y yo digo que no puedo hablar si me estoy viendo gesticular en sus gafas. Él sonríe. Le digo que se las quite, que seguro que tiene unos ojos fantásticos. No contesta. La argentina sigue mirandome.
El bajito se ríe. Digo que si llevan mucho tiempo de farra. No contesta. Mi amigo, el que nos presenta, me coge la mano, interpreto que es un gesto solidario y correspondo, después bebo de mi copa. El de gafas me sonríe, me pregunta algo pero no le entiendo, porque no puedo evitar fijarme gracias a sus gafas, que tengo el rimel corrido. jum, vaya. Le digo que se quite las gafas, venga hombre, que nos veamos las caras, que sí que sí, y sonríe de nuevo, pienso que se está quedando conmigo, me acerco, alargo mi brazo y se las bajo. Veo que apenas tiene ojos, pequeños, achinados. Un par de líneas horizontales. Se las vuelvo a subir y digo que es cierto, que sí que está mal, que no me extraña que las lleve puestas, que yo también estoy fatal. río. Lo hago sola, nadie me acompaña.
Mi amigo aprieta mi mano, ya no parece tan solidario, creo que quiere decirme algo. Por fin la argentina se levanta y aprovecharnos para largarnos. Le digo a mi amigo, que para que me los presenta, me dice que ya me vale. añade que el tipo de las gafas a quién he violentado, es ciego. Silencio horrible, suspiro y mano a la boca.
Que no, que ni de coña. Me dice que no pasa nada, que le sucede a menudo. Qué como no va a pasar nada. Que soy horrible, que qué ganas de salir corriendo, que quiero caerme por una trampilla, que me devoren las baldosas. Que ahogarme en la copa, que morir aplastada como las gotas, que me quemen con colillas, que se me lleven.
Al final consigo arrancarle el abrebotellas a la camarera y trato de suicidarme.Por fin respiro, mi amigo se queja porque le he manchado su camiseta nueva. Que qué le voy a hacer, le digo, que ahora estoy muerta.
la mosquita. inventando historia. contenta después de trabajar una semanita en casa. ji. con ganas sol del que quema los hombros y buscando sandìas.
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