martes, noviembre 02, 2004

MI CAMA NUEVA

Me han traído una cama enorme. Inmensa y blanca. Se amolda como nadie a mi extraña figura. Apenas unas horas y ya me enamorado de ella. Al principio aparentaba iceberg y nevada, pero luego bastaba con mirarla un poco, un cierto interés, un queriendo cama y sólo cama, para que se dejara hacer y consintiera. Entonces donde había cama ahora balsa y lago y mar y océano y un sumergirse entre sueños, y mil brazos que columpian para que cada noche, tu sueño, siempre distinto. Desde que estoy con ella no tengo pesadillas, quizás algún sudor frío pero igual que en el banco o en la oficina, pura resaca del día. Con ella ya digo, todo sueños, pero de los buenos, de esos que uno recuerda bebiendo el zumo de naranja, y claro no puedo dejar de estar con ella, cualquier hora, cualquier momento. Ya no sólo como, desayuno y ceno en la cama, sino que pongo excusas para no salir a trabajar, ni ir con amigos, ni sacarme a pasear puedo, ya sólo puedo con ella, solo con ella. Lo único que temo es que en una de esas que me obligo a salir de la cama para ir al servicio, me pille la muerte sólo y en mitad del pasillo.
La mosquita

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