martes, octubre 11, 2005

VIVIR EN LA CIUDAD ( Parte I)

Lo había intentado prácticamente todo, pero aquella maldita ciudad se resistía a complacerme.

El gas que escupían las cocinas no era contaminante.
No se podía construir ningún edificio de más de tres plantas.
Las cuchillas o cualquier otro elemento punzante, habían sido declarados objetos de tortura por la comisión de derechos del ciudadano universal.
Las pastillas para dormir, tenían un dispositivo para hacer vomitar a aquel que ingeriese más de tres pildoras de una sola vez.
Los coches, eran eléctricos y no contaminantes. Además contaban con un mecanismo de seguridad que detenía progresivamente el coche si el conductor estaba ebrio o se encontraba con cualquier obstáculo.
Los pozos fueron tapiados
Los ríos sellados.
Y el mar constantemente vigiliado por las patrullas submarinas y la comisaria acuática central.
La gasolina y el alcohol alcanzaron precios desorbitados y sólo podían venderse bajo prescripción médica. Y esto raramente sucedía.


Lo que más me desesperaba del asunto, es que no estaba solo

(CONTINUARÁ...)

LA mosquita
otra vez con sus cuentitos. Prometo publicar la segunda parte mañana.
besitos en vuelo y un un poquito de franz fernidand para este martes que parece viernes.

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