jueves, noviembre 11, 2004

SE QUEDÓ SIN SABER

De entre todas las teclas del piano, de entre todas las sinfonías, de entre todas, eligió que no, que en otra ocasión, que el piano tal vez mañana, o con otra, pero no conmigo. Que mejor calma y afonía, que para qué un estremecer de dedos, que para qué liarse con partituras, sí mejor en casa boca arriba, si mejor hacer el muerto sin mar, que mejor orilla. Y por eso escogió estación y no tren, y se quedó sin saber que sus manos terciopelo y su cuello barranco; que sus labios y cien musas y que su cuerpo alimento, libro y almohada, que nunca antes, que de entre todos, que siempre la vida.
Y se quedó sin saber, se quedó con el no, con lo peor de mí, con lo que no soy.

La mosquita

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