miércoles, diciembre 22, 2004

Y SERÁ UN MARTES CUALQUIERA


Y pienso que será un martes cualquiera, pero sin querer la noche me arrastra de los pelos y me veo rodeada de sonrisas barca, y pies que a ratos el cielo, y dedos que arrancan lágrimas negras, y escalofríos que por todo el cuerpo, mientras dejo que los acordes vayan tapando los surcos del día, y me doy cuenta de que adiós a la fatiga de las horas muermo, que aquí dejo los líos de la oficina, que ya está bien de tanto lamento, que menos metro, que fuera espejos, que grito y melena, que amigos, que menudo concierto, que todo humo y sueño, que menos mal, que ya hacía tiempo.

La mosquita.
A mojo.

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.