EL VIENTO
Y ayer estuve en mitad de un viento infernal, menos mal, que no sola, conmigo Lilian Gish y el hombre que habita la luna, rodeados de ojos de cine mudo y musiquita en blanco y negro, y es que no hay nada mejor que el murmullo de las sombras y el descorrer de cortinas y en seguida el sentirte vivo, sobre todo si al final aplauso, si al final risas de abrazarse la tripa, si al final el brillo de tal vez mañana y el beso despedida.
La mosquita.
La mosquita.
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