OYE, Y QUE SIEMPRE AHÍ, ¿EH?
Desde hace un tiempo me persigue un cobrador del frac, y es curioso, porque hasta ayer pensaba que tanto deambular juntos, era sólo coincidencia. Que lo mismo detrás por la indecisión de pedir la hora o un querer saludar. Que quizás demasiado tímido para conversar primero. Que un desear mi nuca, o mis corvas, que un envidiar mi genio al andar, o que quién sabe si el concierto de mis no tacones le animaba a avanzar. Que procesión y sombra. Que pánico por ir delante, que si eso, mejor detrás.
Pero anoche entre vino y ternura me contaron que todo eso ya no le bastaba. Que lo mismo por encima, que al revés, que por aquí, que por allí, que sin, so, sobre y tras. Y claro no, porque ya, que si satélite en mis sueños, que si mi locura la suya y que si mi luna, su luna. Y hasta ahí podíamos llegar. Por eso a partir de ahora, en cuanto pueda, cojo carrerilla.
Pero anoche entre vino y ternura me contaron que todo eso ya no le bastaba. Que lo mismo por encima, que al revés, que por aquí, que por allí, que sin, so, sobre y tras. Y claro no, porque ya, que si satélite en mis sueños, que si mi locura la suya y que si mi luna, su luna. Y hasta ahí podíamos llegar. Por eso a partir de ahora, en cuanto pueda, cojo carrerilla.
La mosquita.
y SU mundo.
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