miércoles, enero 05, 2005

Y entonces de repente recordó que se lo debía todo. Porque antes, nunca le bailó el tiempo en los bolsillos, ni se encontró toreros por las calles, ni tampoco conoció perros salidos, ni se recreó empotrando coches robados, ni el cine tan divertido, ni bacon, ni pescado crudo. Y es que tampoco antes leyó cuentos dolor, que hurgan el alma, ni sabía que el insomnio era lo mejor de la noche, ni que guardiana de su silencio que creía perdido. Ni paz a ratos. Ni tantos trineos. Y entonces de repente recordó que se lo debía todo.
la mosquita.
Al hombre que habita la luna.





Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.