Y SIN PROPONÉRSELO ESE FIN DE SEMANA DESCUBRIÓ MONTONES DE COSAS
A saber, que:
1. Sorprender con una fiesta a un desconocido en una casa que tampoco conoce. Gritarle con todas tus fuerzas "Feliz cumpleaños" cuando hace meses que lo fue y hacer todo eso, ocultos tras una máscara con su propia cara, no siempre resulta divertido ni genera la felicidad extrema en la víctima. Más bien pánico, conmoción y algo de desidia.
2. Cuarenta globos son demasiados para cualquier salón, veinte adornan igual, ventaja: los ataques de nervios por la bromita globoqueexplotasin más, quedan reducidos a la mitad.
3. Arrojar confeti resulta tan imprevisible como cortarse una uña del pie, ya puede uno predecir donde cree que va a caer, nunca acierta. Conclusión: jamás subestimes la capacidad ambiciosa de los objetos de fiesta
4. No cenar junto a los altavoces. Cuando el heavy que traen tus invitados suena a 70 decibelios dejas de apreciar el sushi.
5. Algunos tíos de veintipocos creen que repetir varias veces el vocablo “lefa” delante de una tía intimida, sobrecoge y hiere. Les explico que normalmente deja de escandalizarnos a los ocho años.
6. Dejar una mascota apocada como el conejo de una compañera de piso al alcance de un tropa de borrachos postadolescentes no es una buena idea.
7. Que en la ceremonia de cortejo – esa en la que se piensa: ése pa mi, ésa pa mi- ahora participan tres. Los implicados y un tercero que empuja a ambos hasta que sus bocas se juntan. Da igual si uno de los dos no quiere. En eso consiste la diversión.
8. Que por lo visto soy modernita.
9. No volver a dejar que nadie eche azúcar a mis churros.
10. No volver a tomar churros.
La mosquita
Sobrevolando zonas peligrosas. Dejándose las alitas. Dibujando ZETAS cada vez más grandes
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