PARA SOÑAR BIEN, HAGA EL FAVOR DE CERRAR LA PUERTA.
Y como cada tarde, la señora Cifuentes,
recogía los sueños diluídos
que se aferraban con firmeza a las sucias paredes
de la tercera cabina
del sex shop
de la calle reina.
La mosquita
imaginando que hacer con los sueños que se pierden y con los que se reemplazan
suerte que nuestra memoria es efimerazzz
brrrr!
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