Y otro concierto, esta vez Gal Costa
una morenaza con una voz prodigiosa
toma melancolía y bossanova
en pleno centro.
Entregándose sin apenas esfuerzo
con el mar en su camisa, porque sopla el viento
y la noche sin estrellas y sin luna pero igual porque las letras se van prendiendo sin querer en pelo, tobillos y falda, y al final un poquito de calorcito en el cuerpo y cura sana en el alma.
Y claro, un sacudirse del bueno al llegar a casa, y de repente un poquito de Gal trasteando por corredores, macetas, librerías, balcones y cama.
sip, hay sitio para los tarareando en mi almohada.
y al final nana sin cebolla
y sueño, ji
porque no lo estoy
sueño.
letritas desprendidas de:
mi falda: no se de dónde saco tanta fuerza para seguir cantando. Pero aquí estoy, es una fuerza extraña que me eleva al cantar, y canto
mi pelo: nada importa un comino, si no sabes apreciar el fuego de las cosas.
mis tobillos: ahora sólo enseñar a amar, calma para pensar y tiempo para soñar.
La mosquita
disfrutando de los encuentros fortuitos, de las mesas compartidas, de las croquetas, de las musakas, de los mojitos, cerrando bares, despilfarrando zetas.
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