jueves, marzo 24, 2005

MAÑANA LO CUENTO

la mosquita sin tiempo para escribir lo que le sucedió en su viaje de ida a barcelona. Lo cuento mañana. Ingredientes: un autobús, un conductor con ganas de contar cosas, y treinta y nueve pasajeros.
Ocho horas de viaje.
Una sóla parada.
tatán ...

la mosquita con ganas de intriga, sin internet en casa, y con poco suelto para internet....bzzzz. pero de vuelta
mmm... felí primavera!!!

miércoles, marzo 16, 2005

LA BARAJA

Hoy ha sido
po. Dice que se encontró una baraja española descansando en el cajón de la cómoda de un albergue en Berlín. Jugaron con ella toda la noche, jum

Pienso en la baraja. Me pregunto:

Si tendría la espalda roja, vino o azul.

Quién fue el último que la cortó.

Cuanto tiempo llevaría deseando ser manoseada.

Quizá tres meses, o quizá desde el último verano, quién sabe si desde que aquél viajero uruguayo construía con filosofía el castillo de naipes que una y otra vez, junto a su zumo de pomelo, rascándose los pies.

O tal vez no hubo siquiera oportunidad de roce cuando aquel matrimonio de Reus lo utilizó para calzar el molesto tin, tin de la mesa que tanto incomodaba al leer la guía.

O lo mismo las cincuenta y dos cartas volaron sin más, por culpa de unas manos patosas, o amantes o las de un niño antojadizo.

Me pregunto quién lo perdió todo enterrado bajo el humo de cigarros tramposos.

O quién ganó

O quién la ocultó avergonzado en el cajón, porque no era capaz de fascinar con más trucos.

Aunque bien pensado, probablemente sólo se tratara de uno de los muchos detalles que tenía Andrés, el anterior dueño del albergue berlinés. Lo había imitado de varios hoteles de Nueva York. Entonces ponían biblias para lectores compulsivos. Nunca le gustó leer, pero le encantaba el casino. Una baraja, pensó, distrae mucho más que cualquier carta a los corintios.


La mosquita. Inspirada por po y con ganas de viajar. Madre que sol. Brrrr las alitas, no paro de mover las alitas. Y claro, de paso agarro a j(ulián) por las patitas, para que él hoy, también vuele un poquito.
mejor? no? pues toma beso muazzz...

lunes, marzo 14, 2005

INSTRUCCIONES PARA SOÑAR BIEN.



Leo a Guasabi y me da una idea que traslado a mi blog. Dice que no sueña. Cavilo. Lo mismo estaría bien escribir unas cuantas recomendaciones para que nadie deje de tener cine en la almohada.


Ponga musiquita de la buena, de la que uno sólo se atreve escuchar cuando está solo.

Ventile el cuarto. Unas cuantas cosquillas frías en las plantas de los pies ayuda

Desnúdese desde el pasillo, no tema abrigar lámparas, ni mesas, ni sillas. Caotícese. Vuélvase loco.

Derrúmbese tal cual contra la cama, quédese donde ha caído, estírese como si quisiera romperse.

Cierre los ojos, abandónese.

Déjese abrazar por la cama, ceda sin reservas a las cucamonas que le dispense la almohada.

Sucumba.

Sin darse cuenta el sueño ( que ha olido que usted ya está en casa) se colará por debajo de la puerta, y deslizándose por entre las sábanas le atrapará sin remedio.


La mosquita.
Caprichosa, queriendo que los que no son mosquita también sueñen rico.
zzz ( ZZZ) zzz, zzz, zzz jaja

jueves, marzo 10, 2005

UNA ALEMANA EN LA COCINA

Una lata de cerveza descansa afligida en la mesa.
Ya no está fría. Es de noche. Y nadie la bebe, ya no hay ganas.
La cerveza piensa, que no es la clase de cocina que esperaba encotrar cuando aún en el supermercado, cuando firme junto a otras latas, cuando pensaba confiada que siendo de marca. Que alemana. Pero dan las tres de la madrugada. Y ya da igual. Así que mira al techo con la boca abierta y fantasea con unos labios que inundar, con el abrazo rotundo de unos dedos ansiosos. Firmes. Caníbales. Pulcros. Y se imagina plantando bigotes de espuma, vaciándose, recorriendo al otro, habitándolo.
y buf!
dice para sí la lata de cerveza mientras se le escapa un jadeo. Cada vez, más caliente.
y buf!

En el techo más bocas y escotes y vientres y dedos y lóbulos de oreja y un sin fin de chupar de dedos. Y tan excitada, que regresa la espuma y sobresaltada se zarandea, y más caliente, y más jadeos, y sin más, asciende propulsada por el deseo -de origen teutón sí, pero tan ardiente y salvaje como cualquier otro- hasta estamparse contra el cielo de la cocina. Y todo se vuelve hervidero. Y rubio. Y burbujas. Ya no hay lata de cerveza que descanse afligida en la mesa.
sólo cáscaras de hojalata, olor a tostadas, y un casi sol entrando por la ventana.

La mosquita
Dispuesta a beberse todas las cervezas ricas y agradables con las que se encuentre. Glu, glu, gluzzzz
Buscando "unos poquitos de anacardos".

miércoles, marzo 09, 2005

PARA SOÑAR BIEN, HAGA EL FAVOR DE CERRAR LA PUERTA.

Y como cada tarde, la señora Cifuentes,
recogía los sueños diluídos
que se aferraban con firmeza a las sucias paredes
de la tercera cabina
del sex shop
de la calle reina.


La mosquita
imaginando que hacer con los sueños que se pierden y con los que se reemplazan
suerte que nuestra memoria es efimerazzz
brrrr!

martes, marzo 08, 2005


EL PERRO DE AGOSTO.

Todo cambió cuando Suárez vio como atropellaban a su perro.
el aullido tan humano
la manera de levantarse sobre sus dos patas

esa patética vehemencia por tratar de sobrevivir.
La flacidez
el no cuerpo,
el trapo.
A partir de esa tarde de agosto, Suárez no volvería a dormir igual. No como antes.
En mitad de la noche, cuando sólo era capaz de abrazar oscuridad y los párpados apretados y el sudor cosido a las sábanas, reaparecían esos chillidos molestos de los que por aquel entonces, solían retorcerse en la cama. Y sin saber cómo, regresaba el pegajoso hedor de sudor y de mierda, que le oprimía la garganta cuando trabajaba en aquella salita, y se instalaba en su cuarto tan rápidamente como acostumbraba a hacerlo en el cuarto dónde no había ventanas.
Ni luz, ni pájaros que silbaran
Sólo desprecio, cuatro paredes y un colchón.
Sin abrir los ojos distinguía a los miserables con los que se había encontrado,

sus caras descompuestas
aquellas muecas deformes
las uñas que se resistían, rebeldes
sus ruegos
las muelas destrozadas,
el delirio de los ojos fuera de las órbitas, el levantarles la barbilla y mentirles, el prometerles que si hablaban no, el poder de atemorizarles, el oírles hablar, el seguir pegándoles.
la rutina.
El contemplar como se les escapaba la vida.
Tenía veinte años.

Era funcionario.
No sabía que otra cosa hacer.
Suárez de repente se incorporaba de la cama, buscaba a tientas la luz y bebía agua. Miraba sobrecogido a su mujer, que dormía apática a su lado con el pelo desparramado por la almohada, temiendo que el olor la despertase.
Entoces se duchaba, una y otra vez, pero el olor no desaparecía, ni tampoco las voces que recorrían esa habitación con ventanas, luz y pájaros que silbaban, pero en la que Suárez no volvería a dormir igual.

No como antes.


La mosquita
Zumbando por habitaciones que gritan. Observando con sus cientos de ojos aquello que no se cuenta. ZZZZ ( haciendo ruido)

lunes, marzo 07, 2005


No va a venir.
Originally uploaded by la mosquita.

NO VA A VENIR

Y la mujer de perfíl incómodo, acudió a la cita de todos los días, mismo sitio, misma hora.

Pero la silla ya no le resultaba agradable, ni los pies en la mesa, ni el teléfono que suena sin nombre, ni las miradas.

Porque ya no había miradas, sino ganas de no mirar de por favor cualquier excusa para no hacerlo

que vaya pelusa que sale volando, qué que lindo suelo, que mira el tipo que pasa, y al final ojos aterrados, ojos de salir corriendo.

Así que durante un rato, intentó regresar a las otras citas, a los otros días, vamos, vamos, cómo era la sonrisa sandía, cómo la sonrisa hamaca, y la luna, cómo era la luna...

Y de repente el frío. Supongo que era el frío.

Lo que no les dejaba pensar en otra cosa, salvo que hacía frío y que era tarde, y que aquello no era divertido, y supongo también, que ninguno quería admitir que aquello, lo que fuese que tuvieran, había terminado.

Así tan de repente como había comenzado. sí, supongo. No, no estaba segura, pero ya no era igual, tampoco se quejaba.

No, no se quejaba. ¿ Y él? pues no lo sabía. Había cosas de las que nunca hablaban.

Claro que les quedaba esa historia ridícula que ella se empeñaba en ofrecerle para que no se olvidasen, otra excusa como la pelusa, o las baldosas, lo mismo no era una buena idea. Porque a pesar de las ganas, continuaba haciéndo frío.

Al menos ella vió que él tenía las pupilas heladas.

La mosquita

Buscando una mano calentita donde posarse, tratando de que la atrapen de nuevo. jum, zzzzzzzzz

viernes, marzo 04, 2005


¿NOS RENDIMOS?


Y pensaban, que serí­a mejor alzar un poco el cuello y dejarse mecer por el traqueteo naranja del tren, que la luz se apagase mientras les envolvían las conversaciones de todos los días.

Y no duele. Ya no duele
.

La mosquita

pegada en el techo de un vagón extranjero. uyss, uyss... cerrando sus ojos compuestos sin entender nada.

miércoles, marzo 02, 2005

MOSQUITAS A RAYAS.

Una abeja a rayas piensa que dios, es un tipo con un extraño sentido del humor. Se mira su aguijón y filosofa. Si me defiendo muero. Vuelve a examinar el apéndice picudo. Cavila. No quiero morir agrediendo. Preferiría que los demás me temiesen por otros motivos. Se limpia los ojos con los pelos rígidos de sus patas mientras sueña que no es una abeja. Sigue teniendo rayas - le encantan las rayas - y vuela, pero se defiende con su zumbido. Imagina que no sucumbe. Que a su paso sus predadores pierden momentáneamente la memoria. O que al escuchar el planeo zumbón de su vuelo, bailan sin poder evitarlo. O que tras admirar su abdomen rayado y un par de acrobacias, penetran en un estado hipnótico alucinógeno. Termina de enjuagarse los ojos. Ya no sueña. El olor del clavo y la salvia le devuelve a su condición de Apis mellifera. Agita las antenas. Sale disparada como una abeja.


La mosquita
Preocupándose por los amigos que vuelan, mientras lame un poquito de miel.

martes, marzo 01, 2005

CERTEZAS A LAS SIETE CUARENTA Y CINCO DE LA TARDE

Se percató, mientras el codo de la señora del jersey rosa se le hincaba en la espalda, justo en el instante en que unos ojos la escudriñaban con curiosidad embarazosa. Allí mismo, en el tercer vagón de la línea añil; cuando se abrían las puertas, repasó todo lo que se habían dicho y entendió que ni la encontraba atractiva, ni la consideraba inteligente. Que sólo era una compañía agradable, alguien que le halagaba constantemente y le reía sus gracias, alguien que jamás resultaría peligroso, precisamente por su incapacidad para hacerle sombra. Y así con la certeza de quién lo sabe todo, salió del metro. Dejando que las lágrimas que le arrancaba el aire helado, corriesen por sus mejillas. Pensando si tendría pan para cenar mañana.

La mosquita.
Posada en el filo de una copa de vino.
zzxzxywzzz... hip!

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